AIRE

En el acuoso reflejo de la ciudad lumínica;

en el campo, girasoles, eterno atardecer;

en el viento brillante que seca la ropa blanca;

te busco

pero de qué me sirve el aire si no huele a ti.

En el solemne árbol que etéreo combate el paisaje;

en la fina y triste espuma que ya escapó del mar;

en las noches con abrazos que tornan infinitos;

te busco

pero de qué me sirve el aire si no huele a ti.

¡Vuela, ave, vuela!

De ti yo nada quiero,

sólo una caricia, una sonrisa, un beso.

¡Vuela, ave, vuela!

La llave la tiré hace tiempo.

Pero de qué me sirve el aire

si respiro y no te tengo.

De qué me sirve el aire

en estos pulmones llenos.

Saulo Silas

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