VACAS, CERDOS, GUERRAS Y BRUJAS

Un clásico de la investigación antropológica de Marvin Harris

Marvin Harris es una de las grandes figuras de la Antrolopología Cultural y el principal defensor del materialismo cultural tanto como marco explicativo de los fenómenos culturales como metodología de investigación. El materialismo cultural, en tanto que corriente sociológica y antropológica, parte del marxismo para explicar las características culturales de las sociedades partiendo de su componente material y organización económica. Este libro, en vez de ofrecernos una explicación teórica sobre esta metodología, Marvin Harris nos propone una aplicación práctica de cómo el materialismo cultural puede ofrecernos explicaciones coherentes y completas de fenómenos aparentemente inexplicables o, por el contrario, que se suelen explicar de manera simplista recurriendo a las «mentalidades peculiares» de distintos grupos a lo largo del espacio y el tiempo.

  • Vacas

La primera parte del libro trata de responder a al pregunta de por qué los indios, a pesar de pasar hambre, rehúsan a matar vacas y comer su carne, manteniendo con vida y en un régimen de sacralidad a animales que resultan completamente improductivos tanto ya que su carne no se aprovecha pero tampoco producen suficientes cantidades de leche. Harris se propone responder a esta diatriba huyendo de la reducción de la cultura india a la mera irracionalidad orientalista. El autor comienza por señalar que, aunque podría parecer lo contrario, en la India hay una escasez de animales de granja. Las vacas son factorías de producir bueyes y en ese sentido, son un elemento valioso para los indios. A esto hay que añadir el hecho de que las vacas no sólo producen carne y leche, que es lo que valoramos en las sociedades industrializadas, sino que también producen excrementos que, en la India, son muy preciados ya que se utilizan como pasta para recubrir el suelo de las casas (lo que permite una mejor limpieza del suelo) y además funciona como el combustible perfecto para las cocinas ya que su combustión es larga en el tiempo. Esto sólo añade aún más valor a la vaca viva que a la vaca muerta. Por último, el último factor a tener en cuenta para comprender el estatus sagrado de las vacas es comprender el ciclo climatológico de la India entre la sequía y el monzón. Si los campesinos se comiesen las vqacas durante las épocas de sequía, no tendrían después manera de arar los campos cuando llegasen las lluvias. En defintiva, atribuir a los indios una incapacidad de explotación económica de su ganado no es sino  una interpretación parcial hecha desde una visión capitalista occidental del mundo que, paradójicamente, resulta ser mucho menos eficiente que el sistema indio.

  • Cerdos

El cerdo es uno de los animales culturalmente más polémicos que existen. Mientras que algunas culturas como la judía y la islámica califican al cerdo como animal impuro y rechazan su carne, otras consideran el cerdo como la carne más deliciosa y la mantienen como eje de su cultura. Una vez más, Harris busca la base material que explique la ambivalencia cultural de la carne de cerdo. Las explicaciones tradicionales suelen afirmar que los judíos y musulmanes consideraban al cerdo un animal impuro porque es sucio o que que sabían que era un transmisor de enfermedades como la triquinosis. Sin embargo, Harris desmiente estas explicaciones mostrándonos que el cerdo es realmente un animal limpio que sólo recurre a las heces como sistema de refirgeración cuando no hay otra opción disponible. Harris, sin embargo, explica la porcofobia desde la imposibilidad ecológica de criar cerdos en el Oriente Medio (lugar de origen del judaísmo y el islam). El cerdo es un animal que requiere mucha agua y una temperatura no excesivamente alta además de que su crianza dificulta enormemente el nomadismo que caracterizaba a las tribus de esta región en la época de surgimiento de ambas religiones. Además, el cerdo no es una fuente de leche como pueden serlo las vacas, ovejas o cabras.

  • Guerras

Una vez Harris ha explicado las condiciones materiales de la porcofobia, el autor pasa a intentar explicar las extrema porcofilia que presentan algunas tribus de las islas que unen el sudeste asiático con Oceanía lo que le lleva, a su vez, a dar una explicación de la guerra. La tribu de los tsembaga vive en un constante ciclo de guerra y paz en el que la porcofilia juega un papel fundamental. Los tsembaga, antes de entrar en guerra con las tribus vecinas, hacen una pantagruélica fiesta en la que devoran casi todos los cerdos que han ido criando de manera obsesiva, despiés guerrean, el ganador se queda con los cerdos del otro, y entonces comienza un largo período de recuperación en el que la población porcina crece hasta volverse económicamente insostenible por lo que se vuelve a producir todo el proceso. Lo que me gustaría destacar de este ciclo es el hecho de que parece irracional a nuestros ojos pero, en realidad, compone un sistema mucho más estable para establecer largos períodos de paz fructífera de manera mucho más eficiente que las supuestas guerras racionales de nuestra cultura occidental.

  • Mesías

En los siguientes capítulos, Harris trata asuntos tan dispares como el infanticio femenino, la práctica del potlatch o el culto cargo desde una perspectiva materialista. Sin embargo, uno de los asuntos que más me ha llamado la atención de este libro es un capítulo que no aparece en el título de la obra y que se dedica al estudio del mesianismo de Jesucristo desde su particular perspectiva materialista cultural. Harris explica cómo Jesús no fue el único mesías que surgió en la época debido a que, por aquel entonces, existía una fuerte concepción cultural de que la guerra sólo se podía vencer con ayuda divina. Jesús nace en el contexto sociopolítico de un Israel sometido al colonialismo romano. Los hebreos querían libertad y para conseguir esa libertad necesitaban un mesías que les garantizases que Dios está de su mano. Harris defiende que Jesús no fue ni el primero ni el último de estos mesías, ni siquiera el más amenazador para el status quo y que su relevancia como figura histórica se debe mucho más al culto que se generó en torno a él a posteriori que por lo que llegó a hacer en vida. el mesianismo sólo era una válvula que permitía encauzar el conflicto que generaban las desigualdades de este colonialismo. Harris además insiste en que el mensajde amor de Jesús es una fabricación posterior. Jesús era un mesías guerrero como todos porque de otra manera su mensaje no habría calado. Es por esto que, cuando es capturado y crucificado, pierde el favor del pueblo y de los suyos. De nada sirve un mesías que no puede vencer a las fuerzas romanas, un mesías no se dejaría crucificar. Judas no traicionó a Jesús por dinero sino porque no era lo que se esperaba de él. Era combatiente pero no lo suficiente. Para el autor, la imagen de un mesías pacifista sólo pudo haberse construido después de la caída de Jerusalem, cuando las condiciones sociopolíticas han cambiado y es necesario un nuevo modelo ideológico. Es aquí cuando surge el cristianismo.

  • Brujas

La última parte del libro se dedica a un estudio de la quema de brujas. Personalmente es la parte que más me ha conmocionado. Nunca eres consciente de lo que fue aquella salvajada hasta que ves descritas las torturas a las que estas mujeres era sistemáticamente sometidas. Pero lo cierto es que no siempre las brujas fueron tratadas así y durante una amplia arte de la historia del cristianismo ninguna mujer fue torturada porque sencillamente la doctrina de la Iglesia afirmaba que las brujas no existían y que todos los rumores de brujería no eran más que fábulas e imaginaciones ignorantes. Sin embargo esto cambió y Harris nos explica este cambio desde el materialismo. ¿Cuándo se produjo este cambio? Pues entre los siglos XIII y XVII, un período que se caracteriza por la proliferación de herejías del cristianismo (como los cátaros) y diferentes sectas ajenas al Catolicismo romano, proceso que culminaria con la Reforma de Lutero y la consolidación de las diferentes ramas del Protestantismo. En este conexto la lucha contra la brujería no sólo se enmarca en la lucha contra las herejías sino que, en el fondo, la Inquisición no era más que una máquina de propaganda. Todas las torturas y confesiones no eran sino un sistema para dar verosimilitud a la brujería la cual se convertía en una idea que facilitaba el control social. Las masas no se revelarían contra los nobles y papas si creían que sus males no se debían a la desigual distribución deprivilegios, sino a las malvadas brujas con sus pócimas, hechizos y escobas voladoras. La brujería no es sino una forma de trasladar la responsabilidad moral y política desde las clases pudientes a unas malvadas mujeres que acabaron pagando con su cuerpo y su vida el miedo de los privilegiados al poder del pueblo.

En definitiva, Vacas, cerdos, guerras y brujas es una lectura amena que nos da herramientas para reflexionar sobre el mundo que nos rodea  y ver cómo los procesos materiales se ocultan detrás de los velos que la ideología y la propaaganda imponen sobre nuestras nubladas mentes. Lo que Marvin Harris consigue demostrar es que todos los fenómenos culturales del mundo contienen una explicación oculta y material por muy irracionales que nos puedan parecer lo que nos permite ser más conscientes de nosotros mismos y del mundo que queremos construir.

Saulo Silas

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