LA TORTUGA ROJA

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Cine sin palabras

 

La tortuga roja es una película de animación franco-japonesa dirigida por Michael Dudok de Wit. La película carece de diálogos y está dominada por una atmósfera poética con toque de surrealismo aunque siempre dentro de una lírica refinada y exquisita. La película nos narra las aventuras de un Robinson Crusoe al uso que naufraga en una isla desierta. En esta isla conoce a una tortuga roja. Esta tortuga parece tener como misión impedir que el hombre salga de la isla por lo que ete acaba por asesinarla. La tortuga se transforma en una mujer y amos crean una vida juntos. cuando el hombre fallece a causa de la vejez, la mujer se convierte de nuevo en tortuga y se pierde entre las aguas.

La belleza de la película reside en su animación cuidada con herencia de la estampa japonesa (aquel famoso espacio plano del que beberían los impresionistas) y en la poética ambigüedad que tiñe toda la trama. ¿Cómo saber los motivos de los persoajes si nunca emiten una sola palabra?

Y esta ambigüedad lo que hace a esta película fascinante. La imaginación del espectador vuela hacia todas las posibilidades de la trama. ¿Es realismo mágico? ¿Se trata acaso de un ser marino emparentado con las sirenas que se transforma en mujer para aparearse con hombres humanos? ¿O acaso no es todo más que la imaginación del náufrago cuya mente es incapaz de asumir la extrema soledad a la que se ha visto abocado?

La soledad del hombre enfrentado a la naturaleza es un conflicto que revela muchas pregutas de corte filosófico. Una vez que la supervivencia se ha visto asegurada, la teleología se adueña de nuestra alma. ¿Qué voy a hacer yo solo en este lugar? ¿Cómo puede administrar los recursos de la isla sin llegar a perderlos? ¿Los animales son compañía o alimento? ¿Existe Dios en un lugar tan perdido como esté? ¿Existió el mundo exterior o todo no ha sido más que un sueño?

En cuanto a la propia práctica cinematográfica la película es un manifiesto a favor de la independencia que el cine puede llegar a obterner con respecto al diálogo. Desde la llegada del sonido el diálogo se ha ido imponiendo a la narrativa fílmica (ya existía incluso en los intertítulos del cine mudo) hasta convertirse en un elemento indispensable sin el cual nos parece imposible concebir el hecho fílmico. La tortuga roja es un antídoto fresco a esta tendencia dialógica. La belleza del cine no depende de la palabra si no de la imagen, las imágenes conjugadas en movimiento y las relaciones gráficas y semánticas que se ofrecen entre ellas.

La tortuga roja es un poema visual que se desenvuelve  suavemente como si se tratase de una serie de haikus enlazados por una narrativa de magia, amor y soledad.

Saulo Silas

2 pensamientos en “LA TORTUGA ROJA

  1. alicemunguia dice:

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